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Voces Montessori

La competencia en el deporte desde una perspectiva Montessori

  • Foto del escritor: Ruben Jongkind
    Ruben Jongkind
  • 26 ago
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 30 sept

En la comunidad Montessori se observa a menudo con recelo el elemento competitivo en el deporte. Nosotros de Montessori Sports entendemos muy bien que una forma equivocada de competencia puede ser perjudicial para el desarrollo de los niños. Sin embargo, también existe una forma sana y positiva de competencia que puede contribuir significativamente a su crecimiento. Esta buena competencia surge de manera natural y puede ser una fuente de motivación, resiliencia y aprendizaje. Para que este tipo de competencia florezca, el ambiente preparado y el papel del adulto son absolutamente esenciales.


En el pensamiento de María Montessori, el deporte y la actividad física no son simples pasatiempos, sino una vía esencial para el desarrollo integral del niño. Ella observó que, incluso en los momentos más sencillos, los niños crean desafíos personales que los impulsan a mejorar. En su obra El método Montessori (1912, p. 142), escribe:“Un juego como este es realmente muy hermoso después de una nevada, cuando el caminito trazado por los niños muestra la regularidad de la línea seguida y estimula una competencia agradable entre ellos, que intentan cada uno hacer su línea en la nieve lo más regular posible.”


Esta observación refleja cómo la competencia puede ser sana cuando nace de manera espontánea, sin imposiciones externas, y tiene como motor la perfección personal más que la comparación con el otro.

Por otro lado Montessori advertía sobre los peligros de una forma de competencia que no surge del niño, sino que es inducida por los adultos. Este tipo de competencia, muy común en ambientes deportivos tradicionales, tiene características específicas:


  • Se promueve la comparación constantemente

  • Se base en recompensas externas

  • Se promueve la selección de niños “capaces” y niños “incapaces”

  • Los adultos crean ambientes que promueven el resultado inmediato ‘utilizando’ a los niños como peones. 


A menudo este tipo de ambientes crea ansiedad y frustración, fomenta comportamientos destructivos y eventualmente llevan al abandono del deporte. Y desafortunadamente es la realidad. La participación en deportes organizados alcanza su punto máximo entre los 12 y 14 años, seguido de un descenso significativo. Por ejemplo,  en Europa la participación de niños en ciclismo disminuye en un 92% entre las categorías U14 y U18, mientras que en niñas la participación en natación cae un 71% en el mismo rango de edad.


En Estados Unidos, aproximadamente el 70% de los niños abandonan los deportes organizados antes de los 13 años, frecuentemente debido al sobreentrenamiento, la falta de diversión y el agotamiento.


O sea, tenemos que cambiar los ambientes deportivos y prepararlos según las necesidades y características de los niños en todos los planos de desarrollo para crear una buena competencia. Montessori Sports propone una competencia que surge desde dentro del niño. Este tipo de competencia no se trata de vencer al otro, sino de superarse a sí mismo y disfrutar del proceso. Sus características incluyen:- Espontaneidad- Ausencia de premios externos- Desarrollo de la creatividad y la concentración- Fomento de la inteligencia colectiva- Construcción de resiliencia y adaptación- Alegría auténtica- Rol del adulto como guía respetuoso


El propósito del deporte no es ganar. Ganar es un resultado de la excelencia, de la perfección, de la repetición, de la concentración, de superar situaciones complicadas. Es el proceso lo que cuenta, no la victoria.” Como dijo la doctora Montessori: 


“El tenis, el fútbol y otros deportes no tienen como único propósito mover una pelota con precisión, sino que nos desafían a adquirir una nueva habilidad —algo que antes no teníamos—, y esa sensación de mejorar nuestras capacidades es la verdadera fuente de alegría en el juego.”

- Maria Montessori, La mente absorbente, p. 164


Montessori veía el deporte como una actividad que no se limita a la ejecución técnica sino como una herramienta para adquirir nuevas capacidades internas como coordinación, perseverancia, resiliencia, autocontrol, concentración y conciencia corporal.


No es el gol, el punto o la victoria lo que realmente nos llena de satisfacción, sino la experiencia interna de haber aprendido algo nuevo, de haber dominado algo que antes no podíamos hacer. Esa es la alegría “auténtica” a la que se refiere.


Todos los niños tienen el deseo natural de mejorar, de destacar, de ganar. Esta motivación es valiosa. Pero es fundamental que entendamos que, en el deporte, como en la vida, no siempre se gana. A veces uno tiene éxito, otras veces las cosas no salen como uno esperaba. Lo esencial es que los adultos —padres, entrenadores, docentes— respeten a sus hijos y les permitan descubrir por sí mismos qué significa enfrentarse a retos, caerse, levantarse, esforzarse y crecer.


El valor de la justicia: una necesidad profunda en la segunda etapa del desarrolloEn el segundo plano del desarrollo (aproximadamente de 6 a 12 años), los niños muestran una intensa sensibilidad hacia la justicia. Es una etapa donde comienzan a construir su sentido moral, distinguen el bien del mal, y desarrollan un fuerte sentido de equidad.


Cuando se introducen competencias deportivas mal estructuradas, donde no todos tienen las mismas oportunidades o donde los resultados dependen de factores externos, los niños pueden vivirlo como una injusticia profunda. Es fundamental que el adulto sea prudente y actúe con sensibilidad: asegurando que todos los niños tengan voz, que se respeten los ritmos individuales, y que se fomente un ambiente donde el error no se castigue, sino que se valore como parte del camino. Ganar en el deporte formativo suele ser una ilusión. Investigaciones han demostrado que no se puede predecir con fiabilidad si un niño que destaca antes de los 14 años llegará al deporte de élite diez años después. Esto se debe, en gran parte, al llamado efecto de la edad relativa: los niños nacidos en los primeros meses del año escolar tienen ventaja sobre los más pequeños del mismo grupo, simplemente por tener más madurez física y cognitiva. Esta ventaja aparente les permite destacar, recibir más atención y ser seleccionados para equipos o entrenamientos especiales.Sin embargo, esta diferencia es temporal y no tiene relación directa con el talento real. Muchos niños con gran potencial quedan fuera del sistema por no destacar a edad temprana. Por ejemplo, en el tenis, un estudio demostró que el éxito en categorías juveniles no predice con fiabilidad el rendimiento profesional posterior (Li, 2020, The Role of Junior Success in the Development of Professional Tennis Players*).Por eso, el enfoque Montessori —que respeta los ritmos individuales y valora el desarrollo continuo sin juicios prematuros— es especialmente relevante para el deporte formativo.


La competencia, en sí misma, no es ni buena ni mala. Todo depende del origen, del contexto y de la intención con la que se promueve. Desde una perspectiva Montessori, la competencia debe ser un instrumento de crecimiento personal, no de presión ni exclusión.El deporte puede y debe ser una herramienta educativa poderosa, donde los niños descubran su potencial, aprendan a lidiar con el fracaso, desarrollen su creatividad y vivan la alegría del esfuerzo compartido.Respetar el proceso por encima del resultado, valorar la justicia por encima del favoritismo, y guiar con humildad en lugar de imponer con poder: ese es el camino para formar no sólo mejores deportistas, sino mejores seres humanos.


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Biografía:

Biografía de Rubén

El movimiento y el deporte siempre han sido la pasión de Rubén, Rubén entrenó a varios campeones holandeses de atletismo, triatlón y pentatlón antes de asumir la responsabilidad de dirigir la academia del club de fútbol holandés Ajax Amsterdam, en colaboración con Johan Cruyff. Allí empezó a implementar principios Montessori en la formación de los jugadores con grandes resultados. Rubén fue director de Cruyff Fútbol difundiendo el legado futbolístico de Johan Cruyff por todo el mundo. También fue director del FC Volendam, club de la primera división holandesa. Rubén fundó Montessori Sports con el objetivo de mejorar los ambientes deportivos para todos los niños. Rubén también inició el Fondo de Deportes Montessori, que lleva Montessori Sports a niños necesitados. Rubén tiene una maestría en ciencias ambientales y administración de empresas y está capacitado en 3-6 por Guadalupe Borbolla.

 
 
 

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