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Montessori dentro de prisiones en México
Eder Cuevas
¿Te imaginas cómo es vivir dentro de una prisión los primeros tres años de vida?
La legislación del sistema penitenciario en México permite a las madres privadas de su libertad tener a sus hijos de hasta los tres años de edad viviendo con ellas. Después de este periodo, familiares de los niños deben tenerlos viviendo con ellos y si esto no es posible, el gobierno es responsable de encontrar el mejor lugar para ellos.
En Montessori reconocemos que la educación adecuada depende fundamentalmente de un ambiente adecuado. Por ello, Montessori México (sociedad afiliada a la Asociación Montessori Internacional) a través de Horme, la red para la creación y desarrollo de programas sociales Montessori, une esfuerzos con diversas organizaciones para crear ambientes preparados dentro de los centros penitenciarios. Esto permite brindar la oportunidad de experimentar la educación Montessori a niños de cero a tres años, sabedores de que esta es la etapa trascendental del desarrollo de la personalidad del ser humano.
Los penales de Mazatlán y Chihuahua son las dos primeras experiencias donde creamos comunidades centradas en los niños con un resultado maravilloso. Después de dos años, más de veinte niños disfrutan de una educación para la vida.
Hemos logrado esto a través de alianzas con Origami Vida Interna AC, Colegio Montessori de Mazatlán y el Centro de entrenamiento AMI Montessori Stoppani donde once mujeres privadas de su libertad se enorgullecen de tener el curso de Orientación AMI 0-3 para dirigir los programas dentro de prisión.
Si creemos estrictamente que Montessori es sólo acerca de las escuelas, no será posible una reforma social. Montessori es una filosofía de vida; por lo tanto, no podemos limitarla a ser practicada sólo en las escuelas. Como dijo Mario Montessori: “Y si educativamente nos basamos en lo que es importante para la vida y el desarrollo, entonces la Educación Montessori siempre vivirá.”
Así como en la escuela los padres forman parte de su comunidad escolar, aquí en las prisiones la participación de las madres es necesaria para el éxito del programa. Trabajar con las madres implica trabajar en su propio autodesarrollo. Teniendo esto en cuenta, buscamos asegurar la continuidad de una manera más fluida y orgánica. El trabajo con las madres esta sustentando el cambio por la nueva mentalidad que se ha fomentado. Estamos observando una nueva perspectiva de la educación y por lo tanto de la vida, incluyendo a sus familias, y a las otras mujeres dentro de la prisión.
Somos testigos de un nuevo y hermoso viaje donde los niños están rodeados de libertad para explorar, con límites claros y coherentes y un ambiente lleno de amor y apoyo. Estos niños están sentando las bases de su independencia, con confianza en sí mismos y la autoestima que son tan fundamentales a esta edad. Esto es laborar para los cimientos de un cambio social, escribiendo una nueva historia para desarrollarse con bases más sólidas una vez que llegue su momento de salir de prisión. Se ha creado una comunidad alrededor del niño, lo que significa un rayo de esperanza para las comunidades desfavorecidas y con ello para la humanidad.
Estamos ante una nueva revolución de Montessori, con una forma de ayudar a la vida en situaciones adversas. Aprendiendo un número increíble de lecciones al entrar en las prisiones, donde la más importante está relacionada con la cita de María Montessori en Educación y Paz, “El niño es a la vez una esperanza y una promesa para la humanidad» y no importa donde nazcan, ustedes son especiales y merecen la oportunidad de encontrar su camino para contribuir con su misión cósmica personal al mundo”.
La aventura continúa, ya que estamos en planes para abrir programa en la prisión de Ciudad Juárez, buscando llegar a más y más niños que necesitan desarrollarse en un ambiente acorde a sus necesidades.
HOY es necesario entender aún más y con mayor claridad el mensaje de María Montessori y voltear con devoción a quien ella observó y de donde partió su método, el niño. El mundo necesita a MONTESSORI MÁS QUE NUNCA.

Educar o escolarizar
Maria del Coral Ruiz Argüelles
Educar y escolarizar son conceptos diferentes: educar se refiere a formar a una persona en valores, derechos y obligaciones, mientras que escolarizar es el proceso de acceder a la escuela para recibir la enseñanza obligatoria es decir una cierta cantidad de información acordada por la sociedad.
La diferencia entre educar y escolarizar es un tema fascinante y profundo. Educar es un proceso amplio y continuo que abarca el desarrollo integral de una persona. No se limita a la adquisición de conocimientos académicos, sino que también incluye valores, habilidades sociales, emocionales y éticas. La educación puede ocurrir en cualquier contexto ya que es un proceso que dura toda la vida y que busca formar individuos completos y responsables.
La escolarización, por otro lado, se refiere específicamente al proceso de asistir a una institución educativa formal, como una escuela, donde se sigue un currículo estructurado. La escolarización se centra en la enseñanza de materias académicas y en la preparación para exámenes y certificaciones. Es una parte importante de la educación, pero no la abarca en su totalidad. Ambos procesos son esenciales y complementarios.
El método Montessori considerando esta dualidad propone un enfoque único en el que la escolarización es consecuencia de una educación integral basada en el desarrollo natural de los niños, en sus intereses y necesidades que se satisfacen cabalmente en un ambiente preparado que promueve paralelamente la independencia, la creatividad, la responsabilidad y el respeto.
La educación Montessori reconoce la existencia de un enorme potencial humano que debe transformarse en las habilidades necesarias para adaptarse plenamente al ambiente en el que ha nacido y desarrollarse; lenguaje, movimientos, creencias, usos, costumbres, conocimientos y habilidades socioemocionales se desdoblan en los primeros años de la vida.
La propuesta Montessori ofrece a los niños un ambiente de vida que les permitirá desarrollarse y adquirir los conocimientos requeridos de manera simultánea y natural. Esta oferta no limita la educación a una simple escolarización tradicional que ha forzado a las familias de un millón y medio de niños en los últimos ocho años, a abandonar las aulas tradicionales.
Las familias han descubierto que las prácticas tradicionales de la educación no responden a las necesidades, intereses y habilidades individuales de sus hijos y que la presión excesiva que se ejerce en los chicos para la consecución de expectativas generales establecidas margina con frecuencia a algunos de ellos pues no se considera la individualidad del ser humano y se altera su desarrollo.
Este núcleo familiar muestra, a nivel mundial, una tendencia, especialmente después de la pandemia de COVID, a buscar un mayor equilibrio entre el trabajo y la vida personal que modifica de raíz su concepción. Se descubre la importancia de la familia, que enfatiza Montessori, en la formación de los hijos y el valor incalculable de la relación padres-hijos.
Los programas curriculares establecidos y las formas de enseñanza tradicionales aplicadas obstaculizan el aprendizaje personal a través de la exploración interesada, la creatividad, las habilidades sociales espontáneas y el reconocimiento personal de capacidades y limitaciones, como base de la autoestima.
Enseñanza y aprendizaje comprendidas como dos actividades diferentes son esenciales en el enfoque Montessori de la educación. La primera como una actividad que el educador ofrece al niño y la segunda como un trabajo personal del niño para obtener el conocimiento.
Cuando nos referimos a la enseñanza, la responsabilidad de la transmisión del conocimiento y su aprendizaje, recae en el adulto quien debe atraer la atención del estudiante para que él aprenda. La responsabilidad del alumno se limita a escuchar al adulto y luego repetir lo que dijo. La evaluación está a cargo del docente y el éxito depende exclusivamente de su capacidad de reproducir.
En esta segunda actividad, el aprendizaje se convierte en responsabilidad del niño, de su esfuerzo y su trabajo. La evaluación externa se transforma en una autoevaluación que permite al estudiante hacer lo necesario para aprender y cumplir con su compromiso. El aprendizaje le exige al estudiante ser creativo e ingenioso para lograr el propósito.
En una afirmación simple la Educación Montessori da prioridad al ser sobre el saber: “Primero que sea y luego que lea” A. Escamilla
“Es el niño que aprende solo no es el maestro quien enseña”
Maria, Montessori
Nuestra tarea como educadores es observar la naturaleza del niño, detectar sus intereses, sus habilidades y ofrecer en el ambiente las experiencias de vida para que se desarrolle y aprenda.
Empatar habilidad e interés con la actividad adecuada llevará al niño a concentrarse y formarse. Ofrecerle en el Ambiente Montessori esta “Experiencia Óptima” que busca la Teoría del Flujo de Mihaly Csikszentmihalyi y que no es otra cosa que la “Normalización” de la que nos habla la Dra. Montessori.
Conocedores de los beneficios del enfoque Montessori a la educación y de la necesidad de una educación respetuosa de la naturaleza y del desarrollo humano, ¿Qué tanto nuestras creencias, las presiones externas de personas ignorantes o menos convencidas del potencial del niño que destaca Montessori evitan que ofrezcamos a los niños lo que necesitan ellos y no nosotros?
¿Qué tanto las expectativas de padres y autoridades impiden la práctica adecuada de los principios Montessori?
Pongamos en el centro de nuestro quehacer educativo al niño, seamos aliados, intérpretes y guías en su desarrollo, no lo traicionemos por satisfacer intereses externos desinformados.
“La estructura de la educación debe estar basada en los siguientes hechos:
-
Que la alegría del niño está en lograr cosas buenas para su edad.
-
Que la satisfacción real de un niño es hacer el máximo esfuerzo en la tarea que realice,
-
Que la felicidad consiste en una actividad bien dirigida del cuerpo y la mente de una manera excelente
-
Que la fuerza de la mente, el cuerpo y el espíritu es adquirida por el ejercicio y la experiencia
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Que la verdadera libertad tiene como objetivo el servicio a la sociedad y a la humanidad consistente con el progreso y la felicidad del individuo”
Maria Montessori.

Pasión… por nuestro hacer
Gabriela Ortega Esquivel
AMI Primary Trainer Formación Pedagógica Montessoriana
A propósito de una reflexión en la que me cuestioné sobre la importancia de trabajar con alegría, llegué a la conclusión de que lo expresaría más bien cómo trabajar con pasión...
La pasión va más allá de un momento alegre
la pasión envuelve todo tu ser
consciente e inconsciente sin
tiempo
se irradia
y llega a ser contagiosa.
¡Somos bendecidos quienes tenemos el privilegio de que nuestro trabajo nos apasione! En esta reflexión, comparto los siguientes aspectos que me parecen fundamentales para continuar en el camino de mejorar en nuestro hacer diario:
¿Pasión o conformismo?
Los niños sienten lo que les transmitimos. He tenido la oportunidad de observar a Guías Montessori apasionadas por su trabajo, y el sentir de su ambiente es distinto: lo respiras, percibes la energía, la actividad productiva, el ambiente solidario, participativo, incondicional y amoroso.
Debemos vivir la vida con pasión, trabajar con pasión y cultivar nuestro amor con pasión. Cuando ésta falta, empieza la resignación y el conformismo.
Somos servidores del niño
Ejercer con pasión nuestra labor eleva nuestro espíritu, porque guía nuestras acciones para producir, pensar y trabajar. La pasión es el impulso que te ayuda a alcanzar tu objetivo, es nuestra salvación y un signo de salud.
Se enseña con el ejemplo
Los niños absorben nuestras actitudes y conductas, y harán lo mismo, imitarán lo que ven: se trata de una absorción activa, minuciosa y constante.
María Montessori enfatizó muchas veces que la mejor preparación para la enseñanza es el estudio que parte del conocimiento constante de uno mismo, es la preparación que cada maestro deberá obtener.
“Debemos insistir en la necesidad de que el maestro se prepare interiormente, estudiándose a sí mismo con constancia metódica; es preciso que logre suprimir los defectos, intrínsecos en él, que serían un obstáculo en sus relaciones con los niños”[1].
Vivir intensamente
Yo creo que no es fácil encontrar y mantener la pasión en nuestras vidas (trabajo, familia, amigos), pero estamos obligados a enfocar y vivir intensamente lo que nos emociona e ilusiona... y que nuestro corazón, un corazón apasionado, guíe nuestro destino.
Isabel Allende nos dice que las personas simpáticas no son interesantes; sin embargo, aquellas que luchan apasionadamente —como lo hizo la doctora Montessori en relación a la defensa del niño, quien a pesar de la adversidad social que le tocó vivir como mujer en su tiempo obtuvo grandes logros— son las que trascienden.
La raíz significativa de la pasión
La palabra pasión viene del latín passio y del verbo pati, patior, que significa, sufrir, padecer, tolerar. Cuando descubrí su raíz me asombré, pues yo consideraba la pasión como algo positivo, profundo; después de reflexionar, llego a la conclusión de que en nuestro trayecto padecemos, sufrimos, pero en nuestras entrañas tenemos muy claro el objetivo y por lo tanto aceptamos, toleramos, nos adecuamos a las condiciones que se nos presentan buscando siempre la manera de alcanzar nuestro objetivo y al final del proceso viene el gozo...
¿Creatividad o Rutina?
Vivir con pasión es estar, cada día, abiertos a la sorpresa, al asombro, al descubrimiento... Ser un adulto creativo, que siempre ve lo positivo de la vida y que está en permanente recreación....
María Montessori nos dice:
“La Guía debe ser el espíritu de animación de la clase que despierta el interés mediante la enseñanza y le da sentido. Luego viene la libre elección y la repetición del ejercicio. El secreto es siempre presentar estas cosas de la manera más interesante posible y permitirle la libertad de escoger cuando el niño ha comprendido”.[3]
La Guía debe de pensar en su trabajo bajo tres ángulos:
El Niño,
El Adulto y
El Ambiente Preparado
Estos tres factores que interactúan unos con los otros, son la base de la Educación Montessori, si descuidas cualquier ángulo, no obtendrás el resultado deseado.
Debemos tener un AMOR REAL a los niños, ¿qué significa esto?,
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Conocer al niño profundamente en su proceso de desarrollo, ayudarlo, servirlo, y respetarlo.
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Prepararnos para ser mejores Guías, leyendo, estudiando, asistiendo a pláticas, congresos, cultivarnos permanentemente.
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Tener un ambiente con todo lo necesario: materiales completos, bellos, atractivos, armoniosos, recuerda que cada detalle habla de ti.
Amar es un arte, como bien lo escribe Erick Fromm en su libro, para amar se requiere de
conocimiento y esfuerzo.
¿Qué tan congruentes somos con lo que decimos, sentimos y hacemos?
Congruencia, viene del latín coherencia o relación lógica. Se trata de una característica que se comprende a partir de un vínculo entre dos cosas o más.
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¿Humildad o Soberbia?
La Guía debe ser humilde, como mencionó la Dra. Montessori, es una parte fundamental de nuestro trabajo, ella lo enfatiza cuando menciona que nosotros somos los sirvientes de los niños, no los amos.
Humildad viene de humus que significa tener los pies sobre la tierra.
La Dra. Montessori nos dice, que debemos luchar contra la soberbia, la ira y el orgullo, “pecados” que detienen nuestro autodesarrollo personal, profesional y espiritual.
Debemos aceptar la crítica fraterna ya que tiene un fondo de crítica constructiva, que nos ayuda a crecer y ser mejores educadores.
Sentido del Humor
Debemos tener sentido del humor, reírnos de nuestros errores, de nosotros mismos, mi Padre decía que el humor “es la chispa de la vida”.
En Montessori los errores son nuestros amigos, y debemos asegurarnos de que los niños se rían TODOS los días.
Generación LIGHT
Estamos viviendo en una sociedad “light”, ligera:
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Mínimo esfuerzo
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Inconsistencia
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Todo rápidito
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Valores éticos perdidos
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Ausencia de afectos y compromisos
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Materialismo como fundamento
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Ambición sin principios, etc. etc.
A modo de eco, ¡que vibre en nuestro corazón!
La doctora Montessori nos pregunta: ¿Qué mundo queremos?
¡Pongámonos a trabajar apasionadamente para cambiar nuestro mundo!
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[1] “El Niño: el secreto de la infancia”.Editorial Diana, México, 1997, pág. 233.
[3] (María Montessori - Manuscrito Inédito, Londres, 1937)